
Voy dejando lentamente la vigilia.
Casi dormida, te traigo a mi cama.
Cumplo la promesa de esta noche.
Te siento bajo mis sábanas.
Anhelamos el ritual de los amantes.
Nuestros cuerpos,
esperándose...
Nuestros cuerpos,
desesperándose...
Me echo sobre la cama y cuento las tablas despintadas del cielo raso;imagino cuanta distancia me separa de las nubes.Vengo del aire y vuelvo al aire.Planeo con mis alas inconclusas el cielo,también inconcluso sin mi vuelo.Hago piruetas en el aire del que vengo;abro mis piernas intentando fundirme con el aire.¿Qué seducciones encenderán su deseo?.¿Qué caricias mantendrán erecta su pasión?.En ese levitar fatídico,mis alas vuelan en colores indecibles.
Un dragón de fuego me acecha.
Me oculto tras las rejas de mi castillo.
El aire es un suspiro ardiente.
Me asomo tras las rejas de una de mis ventanas y veo el cielo teñido de rojo.
Cuido coincidir mis ausencias con las treguas del fuego exhalado.
Cuido coincidir mis presencias con algún cazador de dragones.
Gracias, Dulcemeis . . . adivinas mi deseo de volar.
Es que no quiero quedarme en la playa comiendo carroña.
Me niego al vuelo bajo y ligero.
Sólo quiero desplegar mis alas, aunque tropiece con las rocas.
Aunque mis alas sangren en mis vuelos fallidos.
Y la bandada, me exilie como a Juan Salvador.
Si el exilio no es más que el castigo por ser uno mismo. . . .
Prefiero el castigo . . .
Le conté una breve historia.
En realidad, una larga historia, pero resumida en muy pocas palabras.
Desde entonces, adivina hasta mis pensamientos.
Con la misma sonrisa con que me dio la bienvenida "al mundo de los seres humanos"; un buen día en que yo lloraba, me dijo: "¿te hago llorar?". "¡Qué!, ¡si ya estoy llorando!"- le respondí. Y sólo dijo: "como la rosa del Principito". Agaché la cabeza entre sollozos, él no dejo de guardar silencio, como si supiera que era ese un llanto necesario, el llanto verdadero, no el llanto que le estaba mostrando. Después de un momento, sólo levanté mi vista para preguntarle: "¿Cómo pudiste saberlo?." Sonrío con ternura, pero no respondió.
"Compañera - me dice - lo que sientes, jamás, pero jamás está equivocado"
Con una sonrisa recibe mis carcajadas.
Con una sonrisa enjuga también mis lágrimas.
Con una sonrisa me pidió que no hablara sobre él en mi blog.
No diré nada más.
Sólo sé que adivino su sonrisa, cuando lea que escribí sobre su sonrisa.
Es que, compañero, no lo he olvidado, "lo que siento jamás, pero jamás está equivocado".
Cuando me dio la bienvenida al "mundo de los seres humanos", se sonrió.
"Bienvenida al mundo de los seres humanos"- me dijo.
Y mi llanto pasó a los sollozos.
Me remeció su mirada y su sonrisa sarcástica.
Es ridículo, pero sentí su bienvenida. . .
Una bienvenida irónica y cortez . . .
Una bienvenidad dolorosa . . .
Me resistía a ese mundo de soledades, de dolores, de porfiadas ansias de felicidad.
Estaba en mi dictadura, de diosa inalterable, donde se condena todo llanto inoportuno y el insulto de la mortalidad. En ese mundo, donde no se admiten soledades ni carencias de amor.
¿Quién podrá darme, ahora, nuevamente la bienvenida? . . .
Ahora, que he regresado a mi propia dictadura . . .
Ahora, que necesito llorar . . .
Era la Sala de Pre - parto.
Las matronas eran muy amables. Y no hacián más que preguntar: "¿le duele?...¿le duele mucho?".
"No, no tanto" - me cansaba de responder.
Que obsesión con el dolor, pensaba yo. Ojalá estuviera a orillas de un río. Sin anestecias tentadoras. Y retener mi respiración en cada contracción, como lo hago ahora. Y descansar, mientras espero la otra. Como cualquier hembra que pare. Como la hembra solitaria que soy. . .
Y ver este líquido sanguinolento que no deja de correr entre mis piernas . . .
Que esa sangre no manche sábanas ni pisos de una Clínica. Que se confunda en la hierba. Que humedezca el musgo. Que se mezcle con las aguas de ese río. . .
Un río de sangre y líquido amniótico . . .
El médico llegó a las 2 de la tarde. . .
Dijo, con sorpresa : "me comentaron que no has pedido anestesia". . . "El trabajo de parto comenzó a las 8 de la mañana" . . .
"Es que no me duele" - mentí. Me miro, incrédulo, pero no dijo nada.
Luego de examinarme dictaminó: "Tienes 5 centrímetros de dilatación". . .
Volvió su sonrisa irónica: "¿Prefieres esperar, puede que nazca a las 11 de la noche?. . ."
"Si quieres te hago una césarea, duraría 15 minutos" . . .
Entonces imaginé a mi niño violentado, extraído de mi vientre como un tumor. Sentí que era muy temprano para que conociera la violencia. Qué traumático, pensé. Qué invasivo.
Debo protegerlo, ahora . . . nadie ha cortado el cordón umbinical . . .
Gracias a Dios, nadie lo ha cortado aún . . .
Y sentía el dolor . . . cada vez más intenso. Mi niño, luchando en mi vientre por ver la luz. Mi niño, rogándome que pujara. . .
Mi niño, pidiéndome que lo recibiera con las piernas abiertas . . .
"No" - respondí - "Prefiero esperar". . .
El médico, volvió a sonreir. Un "bueno" desafiante, se desprendió de su boca.
Volvió a examinarme. Sentí, de pronto, un líquido tibio que mojaba mis piernas. Me sentí humeda. Y el líquido continuaba fluyendo. No dejaba de fluir . . .
"Te rompí la membrana" - me dijo. "Desde ahora los dolores serán más fuertes" . . .
Un parto seco, pensé. Son las aguas, el mar, el río de mi niño. Pensé que sentiría él, ahora. Claro, los dolores serán más fuertes. Ya no tendrá donde nadar. Ahora, con dolor, pedirá el aire, aire para no ahogarse . . .
Mi niño, ven . . .
No te ahogarás, mi niño . . .
Ven, a tu madre no la amedrenta el dolor . . .
y el dolor que me das, mi niño . . .
es el dolor de la vida que nace . . .
es el dolor de nuestro amor . . .
es dolor, nada más . . .
Sólo dolor . . .
Comenzé a sentir contracciones en mi útero. . .
Que suave y amoroso dolor . . .
Mi vientre parecía más abultado . . .
Mi niño había crecido, en un par de horas.
Me lo hacía saber, con dolor. . .
Bajaba desde mi abdómen, buscando una salida, entre mis piernas . . .
y el dolor aumentaba . . .
Mi niño, dame ese dolor. . .
dame el dolor de parir . . .
Ven, desde esas aguas en que nadas inocente . . .
a este aire que respiro, culpable . . .
El auto daba vueltas por mi puerto.
Era un Martes, 6 de Julio.
El amanecer y sus calles desiertas, me recordó mis salidas matutinas a la Universidad.
No sé por qué, se me vinieron a la mente esas madrugadas de estudio. Me veía caminando sola por la calle, a dar mis examenes orales, tomando el primer taxibus del recorrido, sin haber dormido nada.
Tan temprano. Tan sola. Con tanto frío.
Y el chofer con cara de primer día de clases o a veces, con cara de fin de año.
El auto, viró por los Tribunales, por la Plaza de Armas, la Parroquia, mi antiguo colegio . . .Y de tan conocida, aquella ciudad, de pronto me resultó ajena.
Esta vez, no iba sola y no tenía frío. No me esperaba una comisión de profesores. No pretendía obtener el incansable 1oo.
No. Esta vez, iba a dar a luz un hijo.
Una vida se desprendería de mi propia vida.
Sentí el nido vacío. Pensé, que sería de mi sin él en mi vientre.
Qué poca cosa sería sin él en mi vientre.
Tenía mucho calor. . .
Comencé a ver "Obsesión"- ya la había visto
Finalmente, mi madre, preparó la maleta. Yo sólo había guardado la ropita de mi niño, nada más.
Ella guardó mis cosas.
Me hablaba. Recuerdo que me hablaba. Pero mi mirada estaba abstraída. Veía la película. Pensaba y no pensaba en mañana.
Apenas le contestaba, de pronto, cuando lograba escucharla.
Mis pensamientos eran sólo divagaciones.
Divagaba en mi deseo de parir. . .
en mi deseo de parirlo . . .
de parirlo, con dolor . . .
... Y continué sola en el departamento. . .
No pretendía hacer la maleta.
Sólo disfrutaba, echada en la cama . . .
No recuerdo a que hora llegó. No recuerdo lo que me dijo cuando me vio.
Sé que tocó mi barriga y comentó: "Ya te veré sin esta guatita"
Tengo la sensación de que estaba nervioso, pero quería ocultarlo.
Decía: "Todo saldrá bien". Creo que lo repitió varias veces.
También se justificó: "Tal ves no vaya a la Clínica"..."Mañana tengo Inspección"..."¿te darán de alta el Viernes?". . .
Yo sólo pensaba en mi niño . . .¿para qué podría quererlo a él en la clínica? . . . y ya sabía que los Martes tenía Inspección . . . y también sabía que más hacía los Martes . . . y él sabía que yo sabía . . . y ambos sabiamos donde iría el Jueves por la tarde . . .
"No te preocupes"- le dije - "Sólo deseo que nazca sano, nada más".
"Sí - repetía - todo nos saldrá bien".
Recuerdo que hablaba en plural. También recuerdo sus silencios. Y su mirada sobre mi, como si fuera yo la recién nacida. Una mirada tierna y alegre. Una mirada también compasiva. La mirada de un padre a su hija . . . tal ves me veía tan pequeña como me sentía.
No le conté detalles de mi visita al obstetra. No revelé mis sentimientos.
Recuerdo que reí cuando vi mi nueva ropa interior. "Qué sexy" - comenté . . .
Más tarde se marchó. No recuerdo la hora. Sólo sé que era más tarde de lo habitual. No dijo que no llegaría. Seguro no lo dijo, porque supuso que yo lo sabía.
Había satisfacción en su rostro.
No sé de que podría haberse sentido satisfecho. . .
Tal ves de haber hablado en plurar...
...Sentía...
mi niño...
mi niño...
mi niño...
No podré mostrarte sólo la BELLEZA . . .
No puedo abandonarte en el descubrimiento de lo Terrible. ..
mi niño...
mi niño...
¿Cómo responderé a tus preguntas?...Cómo te daré las respuestas que aún no encuentro? . . .
Qué te diré si ves la pobreza en las calles, cubierta con cartones . . .
Qué te diré frente a la inopia de los seres humanos, maltratados por una sociedad putrefacta . . .
Cómo te digo que la Justicia existe, con tanto asesino impune . . .
Y si ves a los perros callejeros?...y si los ves en su cruel abandono? . . .
mi niño...
mi niño...
mi niño...
Te pariré con dolor, para expiar mis culpas . . .
La culpa de mi mirada paciente ante el dolor de los otros . . .
La culpa de exponerte a lo terrible, sin respuesta a tus preguntas . . .
mi niño...
mi niño...
mi niño...
Tu padre justifica la Dictadura en Chile . . .
Tu madre aborrece el Totalitarismo . . .
Mi niño, nada justifica la tortura, nada justifica las matanzas masivas, nada justifica el exilio...
Mi niño, créeme, el ser humano, es el centro del Universo. . .
porque el origen de todo y de todos, es el AMOR . . .
La vida es el valor más preciado . . .
mi niño . . .
mi niño . . .
mi niño . . .
La tolerancia es una gran virtud . . .
No discrimines . . .
No prejuzgues . . .
Te dejaré libre, aunque te quisiera para siempre en mi vientre
aunque prefiera un eterno cordón umbilical, que te atrajera hacia mí, cada vez que sientas miedo. . .
No temas . . .
mi niño . . .
El miedo es el dictador del alma . . .
y los dictadores . . .DIOS NOS LIBRE!!!
Sí, era un Lunes, 5 de Julio.
Más tarde recorrí las calles de mi puerto. Oscurecía.
Sólo quería leche con vainilla.
Y estar sola.
Cuando, por fin, llegué a mi departamento, mi madre se fue. Dijo que volvería como a las 11 de la noche.
Creo que antes de irse, extendió mi cama.
No sé en que momento, llegó su amiga. Dijo que estaba muy nervioso. Que la llamó muchas veces, para decirle que era mañana. Le había dado dinero, para que comprara lo que necesitara llevar a la Clínica. No sabía si algo me faltaba. Creo que ya lo tenía todo, pero le pedí que fuera a comprarme más ropa interior. Pensé que no podía llegar con mis colales al Sanatorio. Los colales que usé durante todo el embarazo, y que dejaban mi vientre al descubierto.
Al fin, sola, me eché sobre la cama.
Les había dicho que no se preocuparan, que volvieran más tarde. Muy tarde.
Mi madre había respondido: "Pero va a llegar", "Querrás estar sola con él"...
"Para que estar sola con él" - pensé- "Si sin él o con él, también estoy sola"...
"No te preocupes" - le respondí-
Encendí mis velas, mis inciensos, abrí las ventanas. Todas las ventanas.
Comenzé a ver una película. "Infidelidad" - ya la había visto -
No hacía la maleta. Sólo sentía. No quería moverme. No quería hacer nada. Sólo sentir...
Una tarde de un 5 de Julio, salí de la consulta del Obstetra.
En el tercer piso, mi madre me revolvió la cartera hasta encontrar cuanto documento me pidieron.
Cuando salí del Sanatario, sólo veía esa hermosa tarde de Julio.
Miré hacia enfrente: el río Bío Bío era mi testigo.
Sus aguas estaban calmas. Tan calmas, como aquella tarde.
Guardaba silencio. El silencio previo a los grandes cambios de nuestra vida.
Apenas caminaba, con mi barriga abultada. Tan indefensa como mi niño en mi vientre.
De pronto escuché la voz de mi madre. Creo que hacía rato que me hablaba. Pero sus palabras se diluían en mi silencio.
"Sí, debo avisarle"- respondí.
Sentí cierto placer al tomar el celular. Imaginé su rostro al enterarse de la noticia. Pensé que se desarmaría su escudo implacable. Pensé en sus armaduras, cayendo al suelo. En su fortaleza, desmoronada.
Contestó, y sólo le dije: "Mañana, a las 8 de la mañana, me hospitalizo". Al principio no comprendió. Lo sobrepasó la noticia. Quizás no quería entender. Había perdido la apuesta de que nacería el 27 de Julio.
No recuerdo como, pero reaccionó. Con voz nerviosa, alegre, entrecortada, exclamó: "¡Mañana!"...no recuerdo que más fue lo que dijo...
creo que no me importaba . . .
y la orden de hospitalización? . . .