Montura invertida de la mujer de fuego que galopa debajo de tí.
La fémina araña tu cuerpo sin medir las cicatrices.
Derrama su néctar y te moja.
No deja de cabalgar y te atrapa con sus piernas.
Se enrolla en tu cuerpo como la serpiente del pecado.
Se arrastra por tus montes endurecidos
y se contorciona al ritmo del placer.
"Bendita sea tu pureza"- dices, sin pensarlo demasiado.
"Eternamente lo sea"- responde ella, con un gemido.