18 julio, 2006



Gracias, Dulcemeis . . . adivinas mi deseo de volar.

Es que no quiero quedarme en la playa comiendo carroña.

Me niego al vuelo bajo y ligero.

Sólo quiero desplegar mis alas, aunque tropiece con las rocas.

Aunque mis alas sangren en mis vuelos fallidos.

Y la bandada, me exilie como a Juan Salvador.

Si el exilio no es más que el castigo por ser uno mismo. . . .

Prefiero el castigo . . .