23 octubre, 2007

"...¡Qué sueño, oh pobre loca!. Tú te fundías con él como nieve en llamarada..." (Arthur Rimbaud)


Un velo bendito cae liviano

oculta una belleza fatídica

como la mirada cofre de silencios

la santidad impensable del pecado

una boca que deshace mis labios como una ostia

agoniza mis viejos teoremas

habla en máximas y dogmas

Reza un credo con el sudor de su cuerpo

Tatua en mi piel ángeles y flores

Hiere un placer en mi vientre

Cicatriza mi alma en un ritual sagrado

En su altar me deposita como la ofrenda

mi cuerpo en sacrificio de virgen deflorada.