21 diciembre, 2007

Un amor en hemorragia




Ella apenas tenía 14 años,

Él, 24.


La candidez era el continente del alma de aquella niña.

La experiencia era el estandarte de aquel hombre.


Una virgen de prístina belleza,

un rostro hermoso de rasgos infantiles,

un corazón de mujer sin herida,

un cuerpo de mujer sin huella.


Él cargaba un equipaje de tristezas,

heredaba de su infancia una invalidez oculta,

legaba de su juventud aventuras de desamor,

una prostituta que le llamaba "mi Dios",

la misma que lavaba sus pies,

su cuerpo en sudor con otros cuerpos,

mujeres pasatiempo,

mujeres conquista,

prostituta inspiradora de lo que él creía amor.



El Altísimo lo hizo parecer casualidad,

tan casual, como visitar la casa de un amigo

un amigo de una amiga

de la niña deseada,

de la niña encantadora de hombres,

de la niña de alma sin deflorar.


El azar caprichoso de lo Alto,

los unió en ese amor,

ese amor ideal de eternidad,

ese amor de ensueño

de quienes deseamos amar,

ese amor que no conoce pecado.

Ella le entregó la defloración de su cuerpo,

apasionada y clandestina,

tras la puerta de entrada de su casa.

Ella no sospechaba que esa puerta abría un camino largo,

que esa puerta llevaba a un sendero de 37 años,

que esa puerta era la entrada a su propia vida.


Su pureza hizo eco en el polvo que a él lo ensuciaba.

Su alegría dio brillo a la tristeza oscura que arrastraba.

Su juventud fue el bastón de su invalidez.

Bebió de ella, un oasis, para él, sediento.

Y la amaba.

Amaba a la niña "carita de manzana".


Creo que ella,

con la simpleza del amor, se enamoró de él;

con la complejidad del amor, se enamoró de él;

con los misterios del amor, se enamoró de él.


Sus ojos se encandilaron ante su presencia

sus ojos lloraron, alguna vez, su ausencia.

Y así, le amó, obnubilada.


Él con sus besos selló sus labios para siempre.

Y, así, le amó, sin más voz que los latidos de su corazón.






Ella tenía 19 años,

Él, 29.

Ella se vistió de blanco,

ella se vistió de ilusión.

Él se vistió de gris,

él se vistió de esperanza.








Ella tiene 57 años,

Él, 67.

El Altísimo lo hizo parecer casualidad.

El Azar caprichoso de lo alto,

hace 4 años los separó de distancia,

hace 10 años los dividió de una estocada.

Fue una muerte lenta,

una muerte de agonía eternizada.




Una herida sangra,

la sangre

ha manchado el vestido blanco,

la sangre

ha enlutado el traje gris.



Dos cicatricez subsisten,

dos cicatricez en hemorragia.


El amor ha llorado sangre,

el amor aún no termina de llorar.


Amor en sangre.

Amor en hemorragia.



01 diciembre, 2007

UN AMOR CONTRA DIAGNÓSTICOS

Pronto serán dos años desde aquel día

Día bendito

Día milagro

Día dolor

Día alegría

Día verano

Día rubio ceniza

Día Diciembre

Día veintiocho

Día inocente

Día nacer

Día Belén

Día Antonia

Día gatita

Día Antonia Belén

Día gatita rubia ceniza.




Ahora sonríe y ronronea

camina y corre de rodillas

con gatuna elegancia se me escabulle

mi gatita curiosa todo lo explora

mi gatita inocente desconoce el peligro

anda por ahí descubriendo sabores

lamiendo la esencia de las cosas




Mi caricia apenas roza su mejilla

ella inclina su cabeza

y la frota sobre mi mano

a su ritmo felino

pide más caricias

a su ritmo felino

me ofrece más caricias

suavemente frota su cuello en mi muñeca

su pelo rubio ceniza acaricia mi brazo

como una melodía se arrima a mí

con perfecta y felina armonía




Mi gatita regalona
me regalonea

Mi gatita degustante de sabores
da a mi boca el sabor de la dulzura

Mi gatita curiosa
me devuelve el asombro

Mi gatita rubia ceniza encanta mi rutina

Mi gatita rubia ceniza me reinventa lo cotidiano

Mi gatita rubia ceniza rasguña mi vida todos los días

con un rasguño que es tatuaje imborrable

con ese tatuaje que es la marca de un antes y un después.





Mi gatita es un ensueño que sueña

adivino sus ansias de dormir

lleva su bracito a su mentón

se acurruca en el suelo

se enrolla

se duerme

conozco el límite de la indefensión

La cargo en mis brazos

beso a mi gatita durmiente

la protejo con caricias

la llevo a su cama

acuesto mi fragilidad

arropo mi amor

mi dedo pulgar en su frente

la señal de la Cruz.




Sólo una vez me dormí antes que ella

sueño culpable

despertar culpable

no llevé a mi gatita a su cama

durmió acurrucada en el suelo

no la protegí con caricias

no acosté mi fragilidad

no arropé mi amor

vi con horror el límite de la indefensión

no hubo beso

no hubo señal de la Cruz.





Es que nadie me enseñó

Nadie me contó que una gatita rubia ceniza crecía en mi vientre

Nadie me dijo cómo debía cuidarla

Nadie me dijo cuanto debía cuidarla

Y el peso de mi culpa

lucha por alcanzar el peso de mi amor.





A veces no sé que hacer para que mi gatita sea como todo el mundo

A veces ni siquiera sé si deseo que mi gatita sea de este mundo

La amo tanto

La amo toda

La amo así: gatita rubia ceniza.





De pronto escucho a una médica humana

divagando sobre un cerebro

algo dice de retrasos y disfunciones

repite la palabra patología

Su voz se acerca y se aleja

es a veces un susurro

es a veces un grito

Grito o susurro

alimenta mi dolor

Grito o susurro

alimenta mi amor





Amo a mi gatita rubia ceniza

Amor sin diagnósticos

Amo a mi gatita rubia ceniza

Amor contra diagnósticos.