
16 junio, 2006







"Cuando persevero en la palabra "amor", intuyo el infinito.Soy capaz de palpar la distancia



"HÉCTOR, fue el último nombre que conocí. El nombre que aún ronda en mi memoria, como un fantasma. Durante tres años fue mi sueño. Durante tres años fui su ángel. Ya no lo soy y no sé si volveré a serlo. Quizás nunca sabrá que lo seguiré soñando...anunció su muerte y me llamó espejismo. Tal ves pueda ser al menos el espejismo de sus desiertos...quizás cuando tenga sed, camine por la arena y llegue a mi...y beba, como antes bebió de su ángel que ahora sólo siente un espejismo..." Y quizás, el "eterno retorno" del que habla Nietzche, algún día, lo retorne a mi.Huidobro llamó a Nietzche: "el acróbata que saltaba de un pláneta a otro", tal ves Héctor, como Altazor y como yo, y por que no, como tú...seamos infinitos acróbatas y alguna vez, coincidamos, en un planeta. Es que como Altazor "nací a los 33 años, el día de la muerte de Cristo" y, a los 33 años, conocí a Héctor y lo soñe desde mi nacimiento...y en esta muerte inesperada, no puedo si no creer en el eterno retorno..."

donde solo calza el infinito
nuestros cuerpos, Héctor,
se enlazan
se confunden
en el abrazo furioso de nuestras soledades".
"Héctor, irrumpes en mis días con la parsimonia de los viejos enamorados
tan lento y tan suave
pero irrumpes
Vienes a mi, sin permiso
y la parsimonia es también el desenfreno de los jovenes amantes
Héctor, me irrumpes con parsimonia y desenfreno
tiernamente violento
Entras en mi, sin permiso"
"Héctor, con tu fuego, penetras mi alma hasta quemarme
y el ardor
no sé cómo
de pronto...alcanza mi cuerpo
y el nicho helado, entre mis piernas,
pasa a la tibieza
la tibieza
de pronto
no sé como
es fuego
Fuego que quema el nicho que contiene mi deseo
llamas que después arden en mi vientre
Me queman
y te ruego, Tito,
penétrame
que me calcino"
Hace varias noches que no duermo. ¿Será el desvelo de todas mis noches o las noches de todos mis desvelos?. Tal ves es el recuerdo de tantos amores perdidos, tantos amores soñados, el último amor que perdí. Soy lenta para olvidar y demasiado fragil para amar. Y la soledad, esa que duele, esa que no es la soledad de estar conmigo, si no la soledad de estar sin él, duele, soledad dolorosa. Y esa soledad porfía, toca mi puerta, en una persecución constante. Como si la desdicha fuera un tesoro, se arraiga a mis joyas más finas.
Y, de nuevo el cigarrillo va a mi boca, como mi único consuelo. Parece que su humo enguja mis lágrimas, pero mis lágrimas humedecen mis ensueños. Y la humedad de su boca regresa a la mía, con la absurda certeza de que volverá a besarme. Dijo que se cansó. Que peor cansancio que el cansancio de amar. Que peor cansancio Dios mío.
Confieso que también me cansó, pero me arrastro y persevero en el amor, en su recuerdo fantasmal, porque ya es sólo un fantasma en mi memoria. Y parece que muero, siento la agonía. Tal ves no es sino la muerte y la agonía de mi amor. Una muerte natural. Yo no lo maté. No soy una homicida.
"9 de Julio de 2003: En mi viaje a Santiago, conocí a Héctor, comenzaré a escribir mis impresiones y a divagar. Fue un desconcierto. Lo siento, pero no lo conozco. Lo que fue quedará escrito en el Libro de la Magia. Lo que será lo ignoro absolutamente. Confieso el temor, el riesgo a idealizar. Debo efectuar una clara limitación entre la maravillosa sorpresa de lo vivido y lo que pueda llegar a ser. Debo defender la pureza de lo sentido, la profundidad, el deseo, la sensualidad. Todo lo bello, incluso él, la belleza del Héctor que conocí, que me remeció. Lo que suceda desde, ahora, por favor, Ana Isabel, escribelo en otro cuaderno que es otra historia" "La carencia de amor es el dolor más abyecto". Lo dijo Nosferatus, en su terrible inmortalidad.
Es que los caminos del amor son misteriosos. Transitaba inocente entre palabras y silencios. Cuando lo ví, me detuve en su mirada. No sé si cambiaron las palabras o los silencios. Pero siempre intacta la certeza de lo imposible. Y aún camino.Estoy aquí, en este paraje. Los misteriosos caminos del amor me trajeron aqui. Y tu, ahora, dime: ¿dónde estás?
"Hace tiempo que renombro lo que nombro, con la salvedad de las palabras, que se me cayeron antes de esconderse el sol. No recuerdo como te llamas o te llaman. No recuerdo que decia para que voltearas hacia mi y tu rostro de ángel extraviado me regalara un suspiro. Entonces, yo te contaba las historias que había aprendido desde niña, recitaba los versos que sabía de memoria y te inventaba mentiras con finales de verdad. Juntaba en mi boca los sonidos más hermosos, jugaba con vocablos de fantasía y recuerdo como te endulzaba con frases de mermelada. Muchas veces, empalagosa, provoqué a las abejas que emigraran a tus ojos, a esa mirada asustada de dulzura. A veces, dormías y yo velaba tu sueño sin dejar de hilar versos para el manto con que iba cubriendo tu cuerpo.
Cómo estará esta noche tu cuerpo congelado.
Cómo tiritarán las ausencias en tu piel.
Esta vieja, pierde la memoria de cuentera y ya no sabe darte calor.
No sé flotar tu corazón endurecido de frío.
No tengo palabras que ablanden los latidos de tu corazón."
"En la estación del sin sentido voy arribando sin prisa. Con la lentitud del Otoño tiño de amarillo todas las ventanas. En este vagón de segunda, hogar y/o prisión, combatieron mariposas y murciélagos. Se pelearon los colores y las flores, ignorantes de mi sola oscuridad. Y ahora, en posición horizontal, mi cuerpo levita. Terminaron las cargas sobre mi ser adolorido.Nada lo sujeta.Él no sujeta nada. Tal ves mi perro pueda lamerme las heridas y curarme con una estrella en la frente. Antes que el enemigo recobre la memoria y me abraze con sus grilletes. Aunque al frente, mirando el techo, se olvidan las pasiones de los seres verticales. Sólo intuyo el cielo y su congoja por los gritos de la mujer pariendo y los pechos colmados de las nodrizas. La oscuridad es el mejor color, después del combate de las mariposas; pero el cielo abre su oscuridad como las piernas de la fémina del prostíbulo, me descubre su vagina para iluminar este vagón. Quiere que la Virgen se arrime a una de sus piernas y ascienda a su hogar candente"
"La mujer vestida de negro gime de dolor a cada latigazo.
Parte de su ropa negra viste el piso de madera de aquel cuarto.
Llora y sus lágrimas humedecen el ambiente. También mojan su ropa y el rostro de los otros.
Afuera llueve. No es posible distinguir el llanto del cielo y el de ella.
Hay látigos, cadenas y puños. Hay miradas de placer y de horror. Risas, lágrimas.
Delirio
Deleite
La mujer también rié de pronto.
Rié a carcajadas.
Su cuerpo se contorciona.
Su cuerpo sangra.
Toma su sangre y se empapa con ella el rostro.
Goza el rojo de su sangre.
Sonríe mientras se toca.
Acaricia su cuerpo con su sangre.
Y los otros lloran mientras ella sonríe.
Ahora las lágrimas de los otros causan la humedad.
Hay semen en su cuerpo.
Un chorro de semen cayó sobre ella.
Ahora se viste de semen y de sangre con sus propias manos.
Se toca, frenética.
Esparce con rudeza los líquidos en su cuerpo.
No deja de sonreír.
Su mirada gravita en el delirio.
Ríe a carcajadas.
De pronto, se echa llorar como una loca.
Ahora los otros son los que ríen.
Se acurruca en posición fetal
avergozada de si misma
de su cuerpo semidesnudo
flagelado
de su cuerpo manoseado por ella y por los otros.
Sucede lo mismo cada cierto tiempo.
No es posible determinar cuanto.
Placer
Horror
Carcajadas
Gemidos
Lágrimas
De la mujer
De los otros
Muchas veces
Demasiadas
Quién es la mujer?

Quiénes son los otros?"
"PROSTITUYO LAS PALABRAS EN BURDELES SUDADOS DE EMBRIAGUEZ.
EL ALCOHOL Y LA PROMISCUIDAD LAS ANIQUILA.
LA SANGRE LAS TIÑE Y LAS DESMIENTE
DEJO DE PRONUNCIARLAS PARA ESCUPIRLAS
HASTA ASQUIARME Y SENTIR EL TORMENTO EN MI ESTÓMAGO.
ES DEMASIADO TARDE PARA RECUPERAR EL PUDOR.
ES INÚTIL VESTIRSE Y CUBRIR LA DESNUDES.
MIS PIERNAS SE HAN ABIERTO EN CADA FRASE QUE VOMITO
UN FALO ME PENETRA CADA VEZ QUE DIGO ALGO
LOS INSULTOS SON LOS VERSOS QUE HAN MUERTO
LAS GROSERÍAS SON EL OLOR PUTREFACTO DE LOS CADAVERES QUE LLORO
Y EN ESTE FUNERAL SIN FLORES
NO HAY ORACIONES QUE MIENTAN UNA RESURRECCIÓN
NADIE SE PERSIGNÓ ANTES DE LA MASACRE."

Porque el viento nunca dejó de poseerme, ni el mar perdonó a ninguna de sus olas. Y este morir cansado es un peso en todas las orillas.Por eso acostumbro a la deriva.El cuerpo abierto en cualquier oceano. La humedad por las mañanas y las noches. Me delieto del extravío.Hasta tener el cielo en mis pies. Hasta que mis manos atrapen el infinito. Cuando los aires me reciban con sus dedos y mis pecados florezacan como estrellas. Dejaré de maldecir los versos que golpean mi ventana y me anuncian el deceso de los jardines. Aunque mi voz se ahogue en susurros y ni siquiera escuche mis gemidos"
Sobre Heroes y tumbas
Dicen que hoy es el día del Padre. El día de mi padre es y será todos los días de mi vida y todos los días de mi muerte. Y escribo llorando. Es el llanto del amor y no importan los surcos que deje en mi rostro. Recuerdo los muchos regalos que le dí un día como hoy. Incluso aquel que no quizo recibir y tiró en mi cara. Piero, lo comprende "Viejo, mi querido Viejo". Muchos lo saben y prefieren callar. Yo optó por gritarlo a los cuatro vientos. Y denunciar mi dolor, así como mi padre me pidió un día denunciar la injusticia. Me dijo: "DEBES SER LA VOZ DE LOS QUE NO TIENEN VOZ" . Y ahora que su voz es un silencio sepultado, es mi voz, la voz de su silencio.
"Yo tenía un papá y se lo llevó un tren antes que mis ojos insinuaran un adiós.
Por supuesto, permanecí muda ante esa partida.
¿QUÉ SE PUEDE DECIR DESPUÉS CUANDO NO SE PUDO DECIR ADIOS?.
Cuentan que mi viejo camina sobre los durmientes y salta de un riel a otro compitiendo con la vida.
Pero yo sé por que salta papá y por que no puede abandonar las líneas férreas y estáticas.
Él no debió ser parido en la era de concreto.
La mujer debió darlo a luz lejos de las mentiras que nos cuentan. Debió enclucillarse y dejarlo caer en un recipiente de nubes de algodón.
Yo tenía un papá que se fue agotado de verdades mentirosas y realidades falaces. Habido de belleza, sé que llora las flores atrevidas en algún durmiente.Sé que no deja de contar las estrellas y amanecen sus ojos mojados en cada madrugada. Aunque su rostro se esté muriendo antes de su muerte y digan que su boca le cuelga sobre el cuello y sus brazos se parecen a los hilos de los volantines. Aunque su caminar cansado se apoye en un brazo que imagina y se aferre a él a cada paso, a cada salto, sobre los durmientes.
No puedo dejar de recordar las zapatillas café que trajo de Chillán para mis pies pequeñitos. Él quería que caminara en algodones. Que no llorara-me decía-que si necesitaba lágrimas se las pidiera a él, que había guardado las suficientes para ambos.