
Sumergida en la levedad,tan liviana e imperceptible,mis pasos ya no hacen ruido y mi sombra no me persigue.
Frente a mi espejo me observa una mujer que me recuerda a alguien.
Todas las noches, en mi cama yace un cuerpo desvelado y de amanecida una niña llora siempre las mismas lágrimas.
Las calles son laberintos, me llevan a todas partes y a ningún lugar.
Vivo sobre mí,
sobre mí vivo o
sobrevivo.