27 noviembre, 2007

"A quien le importa lo de otra gente con sus tristezas..." Silvio.

Tengo una tristeza larga, que hace remolinos en los extremos del cielo.






Tengo una tristeza juguetona que se sienta y se cuelga de los arcoiris.






Tristeza Larga..






Tristeza juguetona.






Miro a mi tristeza como los niños observan las costras de sus rodillas.






La tristeza es la cicatriz después del dolor.






Y las cicatrices son el orgullo del que ha sobrevivido las heridas.






Tristeza orgullo.






Tristeza estandarte de mi dolor.






Mi tristeza me humedece cuando me acurruca en las lágrimas de los risueñores que golpean mi ventana






buscando algún consuelo para su destino alado.






Yo no les doy consuelo,






a cambio, les regalo la última palabra que leí en el testamento de mi abuelo.






Esa palabra que no se pronuncia por pudor y que navega en los aires del silencio.






Esa palabra que no digo a causa de mi tristeza.






He intentado dejarte tres veces.






Sabes bien cuanto deseo que abandones mi lecho,






no me dejas dormir contándome tus historias y tus versos improvisados.






¿Cómo quieres que te trate?.






Dime, al fin, ¿qué deseas de mí?.






Mi tristeza es caprichosa y no sabe lo que quiere.






Provoca al desconsuelo para que se meta con ella en mi cama.






Inventa palabras para mis oídos, ruidos y voces extrañas.






Mi tristeza camina conmigo por los adoquines de las calles que me conocen,






va jugueteando,






posándose en las ramas de los árboles






y en las ventanas cerradas de las casas,






la veo como se esconde tras las nubes y se siente dueña del cielo.






Ella dice que ha medido el infinito no sé cuantas veces






y que no es tan grande como la gente cree,






al menos, no más que ella.






Tristeza mentirosa.






Tristeza caprichosa.











No sé como aliviar el peso de llevarla encima,






cuando se le ocurre arrimarse a mi espalda.






Sobretodo por las mañanas,






cuando amanece sobre mí,






a veces presionando tan fuerte mi pecho que no hago más que llorar.






Tristeza pesada.






Tristeza malvada.






Deja que respire.






Suelta mi garganta.






Según su ánimo, tapa y destapa el sol,






se pone frente a él y me deja en sombras,






temblando de frío y oscuridad.






A veces, enmascara mi rostro,






y distorciona, según su gusto, mis sentidos.






No deja que hable con la gente






y me lleva lejos a un lugar sin flores ni estrellas.






Tristeza oscura.






Tristeza helada.






Deja que caliente mis manos con el calor de las sonrisas.






Perdóname el sol,






o, al menos, una estrella o una flor.






Deja que me levante una mañana sin .






Déjame liviana,tristeza pesada.











Tengo una tristeza que no me deja,






que se acuesta y se levanta conmigo todos los días.






A veces, ironiza, regalándome sonrisas,






y, otras, me desnuda para azotarme con sus látigos.






Mi tristeza me tiene aquí,






escribiendo necedades.






Tristeza vanidosa.






Te gusta que te nombre.






Tristeza engreída.






Ella enciende mis cigarrillos,






emite los sonidos que salen de mi boca.






A veces, me alimenta.






Otras veces me hace comer en exceso






y también vomitar.






Algunas veces, me mantiene impotente,






con nauseas y escalofríos.






Me domina mi tristeza.






Comienzo a aborrecer esta esclavitud.






He pensado aullentarte con mis venas abiertas.






Estoy segura que tendrás miedo de mi sangre.






No eres tan valiente.






Tristeza cobarde.






Nada conforma a mi tristeza,






a veces, se interna en mis ojos






y mi mirada queda fija en un punto inexistente.






Entonces, me pierdo, pensando en el filo de los cuchillos.






Tristeza despiadada.






¿Cuándo te marcharás?.






¿Sabes qué?,






si quieres mi sangre te la daré.






Espera que ponga aquí el punto final.






19 noviembre, 2007

"Quien nunca ha tenido herida, se burla de las cicatricez.."(Shakespeare)


Era sólo una fémina adolorida

venía de la ciudad de los amantes

de vez en cuando lamía sus heridas

de vez en cuando miraba sus cicatricez.


Tenía un caminar pausado

algunos decían que eran sus pies lastimados

otros, la parsimonia de los recuerdos

y una anciana repetía que sus pasos tenían el ritmo del amor.


Solía hablar en versos

eran los versos aprendidos de memoria

algunos murmuraban que era la lengua de la ciudad de los amantes

ella no sabía

no recordaba cuales había escrito

no recordaba cuales había leído



"ella pertenecía a la raza de las metáforas humanas"


"dime si tiene ritmo escribir melancolía"


"eres tú la culpable de este juego sangriento"


"nací a los 33 años, el día de la muerte de Cristo"


"tengo una soledad tan concurrida, tan llena de nostalgias y de rostros de vos"


"es un día azul de primavera, creo que moriré de poesía"







( ......................... )










(Sus versos son los suspiros que ahora roban mi voz )