De pronto, parpadeo, ya no estás,
guardo tu imagen bajo mis párpados,
no abro los ojos.
Ya memoricé los muebles de mi cuarto,
las manchas del cielo raso que ya no veo.
La ceguera de tu ausencia,
sana tanta visión malherida,
cura imagenes de desconcierto,
bosquejos de tu abandono.