28 septiembre, 2006


Sumergida en la levedad,tan liviana e imperceptible,mis pasos ya no hacen ruido y mi sombra no me persigue.
Frente a mi espejo me observa una mujer que me recuerda a alguien.
Todas las noches, en mi cama yace un cuerpo desvelado y de amanecida una niña llora siempre las mismas lágrimas.
Las calles son laberintos, me llevan a todas partes y a ningún lugar.




Vivo sobre mí,
sobre mí vivo o
sobrevivo.

Las pecas en mi pecho son la huella de nuestros veranos.
El lunar del muslo en mi pierna derecha es la medida para mis faldas.
Tus abrazos por detras, son el preludio de nuestros juegos.
Ese gesto predecible anticipa una de tus mentiras.
Los días grises son el residuo de nuestras viejas caminatas.
Tus llamadas ocasionales son la insinuación de tu deseo de recordar.
Tu nombre es el preludio de mi adolescencia.
Tu presencia es la huella de mi pasado.
Tu ausencia es el inicio de mi presente.

12 septiembre, 2006


Tarda el olvido,
pero no podrá tardar más que tus promesas dormidas en telarañas
No podrá ser más lento que tu conjugación del verbo amar
Y siempre será más pronto que nuestros encuentros fugacez
que de hombre te llaman mi sueño hasta aparecer en mis noches como un fantasma
que de mujer me llaman amante hasta terminar siendo mendiga
Y de tanto mendigar en las sombras las caricias de tu ser fantasmal,
la mujer, ahora mendiga, sólo espera olvidar.

11 septiembre, 2006



Te dibujé a mi antojo,

rehice tu cuerpo con mis manos,

no perdoné un sólo rincón de tu territorio indomable,

mis labios perfilaron en ti mi deseo

hasta el roze de tu corazón indolente.

Pensé que emergerías entre las sábanas

rezando el credo de los amantes,

que con aromas de eternidad perfumarías mis jardines.



Y, aún sin deflorar, la pasión es sólo un bosquejo.