27 junio, 2006




La imagen de aquella mujer que confiesa su miseria
lévita en el espacio de mis asombros.

Con su cándida belleza-sin mirarme a los ojos -me dijo que se sentía "miserable".


Cómo si la miseria fuese el sentirse pérdida.
El sentirse hundida en ese abismo de dolor que se insinua en su mirada.

Y esa mirada bella, no perdona, las sonrisas de su pasado.

Esa mirada omnubilada - sólo para ella-

despliega sin nebulosas, toda las bellezas que quedan en su memoria.




Su miseria no es sino la miseria de los otros.
La miseria de los miserables que no ven su propia miseria.

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deja huella héroe si caminaste sobre las tumbas